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El 22 voto como Cristiano

La propuesta de Jesús de construir el Reino de Dios (de los Cielos) consiste en construir colectivamente una sociedad igualitaria, justa y fraterna. Un mundo nuevo, "donde quepan todos los mundos", de ahí que su Buena Noticia sea para toda la persona, todas las personas y los pueblos.


Es por ello que para los/as cristianos/as -seguidores/as de Jesús y militantes de su proyecto liberador- el contexto que nos rodea no puede sernos ajeno: su testimonio constantemente nos interpela y alienta a tomar partido frente a todo lo que atenta contra la vida abundante y la dignidad.


Si leemos detenidamente los Evangelios vamos a descubrir un Jesús que toma partido en la situación social y política de su época. No se esconde, ni se acopla a la opresión imperial, sino que actúa a favor de los pobres y explotados, de los trabajadores y desocupados, de los mendigos y enfermos, de los ancianos, mujeres y niños. Jesús los concientiza, los organiza, los moviliza y lucha junto a ellos.


La idea de un Jesús dulce y temeroso, siempre ofreciendo la otra mejilla para ser abofeteada, que evita los conflictos, que acepta las injusticias y que es neutral frente a la opresión niega al Jesús de los Evangelios, al Jesús que encabeza una marcha popular y antiimperialista (Mc. 11:1-11) -conocida como la “entrada triunfal”-, o al que expulsa con látigo en mano a los mercaderes del templo (Mc. 11:15-18) a los religiosos, políticos y banqueros que vendían la dignidad y soberanía de su patria - los que firmaban los TLC (Tratados de Libre Comercio) y el ALCA de aquel tiempo con el imperio-


Frente a las elecciones presidenciales, las/os cristianos/as debemos celebrar la democracia y comprometernos en trabajar arduamente por su consolidación, que se expresa en una mayor inclusión; en la redistribución de la riqueza; en que la tierra, la vivienda, la salud, la educación y la cultura no sean mercancía; en el trabajo y salarios dignos, en la ampliación de los derechos, en la soberanía, en la búsqueda permanente de la paz, verdad y la justicia.



Por lo dicho nuestro llamado es que en el Ballotage del 22 de noviembre, con oración, discernimiento y conciencia, depositemos nuestro voto sin dejar en la puerta del cuarto oscuro el fundamento de nuestra fe.


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