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El nuevo horizonte en seguridad


Seguridad a la derecha:


Sin lugar a dudas una de las designaciones ministeriales que más sorpresa causó fue la de Patricia “Pato” Bullrich para la cartera de Seguridad, secundada por Eugenio Burzaco como Secretario de Seguridad (Vice Ministro)


Según la conformación actual de ese Ministerio, el Secretario de Seguridad es quien tiene bajo su órbita el control directo de las Fuerzas Policiales y de Seguridad, mientras que la ministra cumple un cargo más formal, de casi nula decisión política, transformándose de alguna manera en un fusible, ante el eventual caso en que se requiera tomar una decisión drástica teniendo en cuenta la sensibilidad de los temas que allí se manejan (piénsese por ejemplo en algún hecho de represión salvaje al que se le deba dar una respuesta política inmediata separando a algún funcionario).


Así, funcionando con una lógica inversa a la esperada – quienes tendrían que ser fusibles son los/as secretarios/as y no los/as ministros/as – parece que el macrismo ha optado por mantener este esquema, designando como Secretario de Seguridad a alguien con mayor – y lamentable - experiencia y conocimiento en la materia que la propia titular de la cartera, que es más recordada por su paso por los Ministerios de Trabajo y por el de Seguridad Social – recorte del sueldo a estatales y jubilados mediante - durante la otra alianza que gobernó nuestro país y que nos llevó a la pesadilla del 2001, que por su experiencia en la materia que nos ocupa.


Excede esta nota, y cualquier trabajo que se quiera realizar de manera seria, recorrer el historial militante y partidario de Patricia Bullrich. Sólo basta resaltar que ha integrado casi todos los partidos políticos existentes en nuestro país, sin que sus convicciones o su ideología le pasen una mínima factura.


Una de las tareas que se tendrá por delante desde el Ministerio de Seguridad, desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y desde la Procuración de la Nación será realizar las gestiones y trabajar en forma activa para la implementación del nuevo Código Procesal Penal de la Nación, que presenta gran resistencia por parte de la corporación judicial que no quiere perder su “poder de investigar” a manos de los fiscales, situación que tendría que haberse modificado hace tiempo, y que contribuye a la tan vapuleada, resistida y sumamente necesaria, democratización de la justicia.


Se sospecha, por las declaraciones de los nuevos integrantes de la cartera de Seguridad y por el clima en tribunales que en lugar de gestionar la puesta en marcha del nuevo código procesal, desde el nuevo gabinete en la materia se hará todo lo posible por frenar su implementación.


Recordemos que Bullrich como presidenta de la comisión de legislación penal, realizó todas las maniobras que tuvo a su alcance para frenar el tratamiento del proyecto y se manifestó en contra de las modificaciones propuestas por el Senado de la Nación, cuando el proyecto volvió a Diputados para su sanción definitiva. Este parece ser uno de los objetivos de la nueva cartera de seguridad.


En tanto Eugenio Burzaco, futuro Secretario de Seguridad y Vice Ministro, está en contra de la despenalización de la tenencia de estupefacientes para consumo personal (en este punto también en contra de los criterios sostenidos por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la materia). Cree que es necesario aplicar penas educativas en forma coactiva y penas de multa para quien realice esta conducta en el ámbito privado.


Además en su página de internet http://www.eugenioburzaco.com/14_aborto.htm puede leerse, mediante el relato de una “historia”, su postura contraria respecto del derecho a decidir de las mujeres, manifestándose a favor de mantener el derecho al aborto como un delito.


Puede pensarse que estos dos puntos - despenalización de la tenencia para el consumo de estupefacientes y despenalización del aborto - nada tienen que ver con el tema, según la concepción clásica de la “seguridad”, sin embargo son temas que hacen a la política criminal del nuevo gobierno de los argentinos.

Otra perlita a mencionar, y que también tiene que ver con el tema de la seguridad – porque la corrupción también es un problema de inseguridad y un delito – es la vinculación del hermano de Eugenio Burzaco, Alejandro, con hechos de corrupción en la FIFA. En el marco de dicha investigación, en septiembre de este año, el fiscal federal Gerardo Pollicita, imputó al hermano de nuestro futuro Secretario de Seguridad, quien se encuentra preso en Estados Unidos.


La imputación se centra en que las empresas de Burzaco y Hugo Mariano Jinkis (el otro imputado), Torneos y Competencias y Full Play, obtuvieron los derechos exclusivos para transmitir diferentes campeonatos de fútbol mediante el pago de sobornos


Un futuro oscuro


Sin lugar a dudas que el horizonte en políticas de seguridad será más represión y mayor autonomía policial.


Lejos quedaron las ideas de fuerte control civil y político de las fuerzas policiales y de seguridad, esas que comenzaron siendo impulsadas con la designación de Nilda Garre al frente de la cartera, durante el gobierno de CFK, y que dentro esa misma gestión presidencial comenzaron a ser dejadas de lado con hechos como la designación del militar Sergio Berni como Secretario de Seguridad, el desplazamiento de la misma Nilda Garré, luego de casi dos años de gestión, y la designación de una ministra desdibujada como Cecilia Rodríguez, sin experiencia en la materia y cumpliendo un mero rol simbólico, sin haber desarrollado una sola política pública de avance en la materia.


No obstante, habrá que estar atentos a los cambios que comiencen a desarrollarse en el accionar de las mismas fuerzas policiales y de seguridad (no es un dato menor que un solo partido va a tener el control sobre la Gendarmería, Prefectura, Policía Federal, Policía Metropolitana, Policía de Seguridad Aeroportuaria, Policía Bonaerense, sumado al control de las Fuerzas Armadas).


El brazo represivo del Estado, así como el brazo del Mercado, no necesitan de órdenes específicas para recrudecer su accionar en contra del pueblo. No son necesarias órdenes concretas por parte de, en este caso, un nuevo gobierno. Ellos leen e interpretan, rápidamente, los cambios en el clima político e ideológico y actúan en consecuencia.


Leen que no es necesario realizar una purga policial y saben que pueden comenzar, o continuar en algunos casos, con sus conductas abusivas, sabiendo que nada malo pasará con ellos, desplegando toda su creatividad al servicio de la represión.


Puede que comiencen lentamente, pero cuando efectivamente comprueben que vuelven a tener, o continúan teniendo autonomía en su accionar, no dudarán en acentuar sus prácticas selectivas y represivas contra el pueblo, pues es, en mayor o menor medida, para lo que fueron formados.

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